El Gobierno ha aprobado la prohibición del despido sobrevenido por incapacidad —también llamado despido por ineptitud sobrevenida—, tal y como anunció el pasado viernes la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz.
«Lo que hacemos es modificar por primera vez el articulo 49 del Estatuto de los Trabajadores, es la primera vez que se hace una reforma profunda en el despido en España», ha señalado la Díaz en el Consejo de Ministros de este martes. Asimismo, ha remarcado que este es un paso «mucho más profundo» para «corregir la discriminación y evitar que la definición de persona con discapacidad en el mundo del empleo lleve consigo la extinción automática de la relación laboral», algo que ha dicho que ha estado ocurriendo en España.
Además de este cambio normativo, «añadimos más preceptos en los que además decimos que esto lo vamos a hacer con carácter voluntario: la persona con discapacidad podrá elegir si quiere que su relación laboral se extinga o si quiere permanecer el puesto de trabajo». En este último caso, ha añadido que «hay que adaptar ese puesto», pero en todo caso lo que busca este cambio es que las empresas no puedan decidir de forma unilateral la continuidad de una relación laboral, como señala el Ministerio en la red social X. Con todo, «hoy, nuestro país es mejor, somos más europeos», ha rematado.
Esta norma también establece un plazo de seis meses, en el ámbito del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, para emprender cambios relacionados con las invalideces de carácter permanente y sus distintos grados.
Decálogo para formar a un delincuente
El popular juez de menores de Granada, Emilio Calatayud, conocido por sus sentencias educativas y orientadoras, ha publicado un libro “Reflexiones de un juez de menores” (editorial Dauro), en el que inserta un “Decálogo para formar un delincuente”. Es muy interesante, y dice así:
1. Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.
2. No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
3. Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.
4. No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
5. Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.
6. Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.
7. Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizás por su propia conducta, quede destrozada para siempre.
8. Dele todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.
9. Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirles frustraciones.
10. Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.
Como hace Emilio Calatayud en su libro, debemos reflexionar sobre el papel de la familia, y la educación que se da a los hijos.